24.9.07

Invencible


Permitidme hoy, queridos lectores y no lectores, que retome uno de los temas recurrentes de este blog y os dé una vez más la tabarra hablando de cómics.

Veréis, llevaba tiempo sin engancharme de verdad a ninguna serie, más o menos, desde 20th century boys.
Y por engancharme quiero decir andar yonqui perdido por saber qué pasar en el número siguiente... justo lo que me ha sucedido en menos de un mes con dos títulos distintos. Quien me lo iba a decir a mí, a mis años.

El primero de ellos es el Invencible, de Robert Kirkman, guionista al que ya tenía en buena estima p
or su trabajo en Los muertos vivientes. Invencible es una incursión en lo más clásico del género superheróico, muchacho adolescente que adquiere superpoderes y comienza a explorarlos mientras cambia su vida, una fórmula que se explota en serie desde los primeros números de Spider-Man, por eso me costó animarme a leerla, “buf, ya me sé esta historia de memoria”, me dije. Pero al final, hojeando un tomo en Zonulacatro (!¡tu frikitienda!), cedí a la compulsión consumista y me pedí los primeros números, los leí... y luego pedí todo lo publicado.

Invencible no reinventa nada, sino que coge los mejores elementos d
el género (aventura, doble identidad, amenazas mundiales, archienemigos...) y los mezcla con elementos sacados de las muchas deconstrucciones del superhéroe que hemos visto desde Watchmen (ambigüedad moral, enfoque 'realista', tragedia,...) El resultado es una extraña parodia que se toma en serio a si misma, un culebrón en toda regla con la justa combinación de humor, amor y giros argumentales.

Muy alejado del tono negro-negrísimo de Los muertos vivientes, Kirkman cuenta una historia amable, muy clásica, insisto, pero que al mismo tiempo se permite reírse de los tópicos del género (que tan bien conocen sus lectores potenciales). Por ejemplo, cuando el protagonista, Mark Grayson, visita su futura universidad con un amigo, un misterioso robot no-muerto ataca el campus. Mark desaparece un segundo, vuelve como su alter-ego, Invencible, para machacar al robot y, tras ganar la pelea, reaparece vestido de calle junto a su amigo William, diciendo algo así como “¿Ya se ha acabado? Fui a pedir ayuda..”. William no duda un momento en responderle “¡Tío, por qué no me dijiste que tenías superpoderes!”. Grande, Kirkman. A ver si alguien se decide a editar su Battle Pope.

En el dibujo tenemos al irregular Cory Walker en los primeros números, cuya peculiar interpretación de la anatomía humana es un tanto inquietante, y al clasiquííííísimo Ryan Ottley, a partir del tomo 5 español de Aleta (no, no me sé la correspondencia americana, si os interesa, os lo miráis en la Wikipedia). Ninguno de ellos es como para entusiasmarse, aunque Ottley tiene sus momentos.

En resumen, seguramente Invencible no entraría en la listas esas de “las novelasgráficas quemasmolan” que hace Pepo Pérez para la Rockdelux. Reconozco que no es una obra maestra, ni inventa nada nuevo, ni puta falta que hace. Porque estamos, amigos, ante un excelentísimo producto de artesanía, colorista, gracioso y adictivo como el sólo, lleno de personajes con los que es muy fácil empatizar, de dialogos ingeniosos y de situaciones resueltas con inteligencia. Ya quisieran los Heroes esos.

¿Y la segunda serie a la que me he enganchado? Ah, amigos lectores y no lectores. Como no quiero alargarme (más) quedará para el próximo post. Nuff Said.

5 comentarios:

moucho branco dijo...

Non teño nada contra que se continúe a explotar as vellas fórmulas, de feito creo que o que está ben non debe tocarse demasiado.... pero é necesario que os superheróes segan a levar esas pintas?... adoezo polo primeiro superheróes con chupa de coiro!, :P

Arale Norimaki dijo...

Sr. Moucho, non adoeza que xa hai ben tempo que hai un feixe deles. Agora mesmo non estou segura de se o Predicador e Transmetropolitan levan chupa ou americana. Pero consolese pensando que se non son os superheroes, son os guionistas os que a levan posta.

Sr. Osborn, gracias por ilustrarme sobre nuevos modos de canalizar mi programacion adictiva multiple, lastima que aun no haya tenido tiempo siquiera de acercarme al epicentro comiquero de la bolera (mas por precaucion que otra cosa), aich.

Jero Piñeiro dijo...

Pues sí, un comic de super-héroes cojonudo, que no cuenta nada nuevo, pero que cuenta muy bien todo lo viejo. Yo soy otro adicto más, pese a la errática publicación por parte de Aleta (yo lo sigo desde el número 1, y las esperas entre tomo y tomo se me hacen insufribles).

También estoy enganchado a "20th Century Boys", por cierto, aunque los 3 ó 4 últimos tomos me parecieron algo traídos por los pelos.

Ardo en deseos de saber cuál es la otra colección que actualmente le tiene engatusado...

A.F.Torreiro dijo...

Hum... Creo poseer información privilegiada sobre la serie que tiene enganchado a nuestro Duende, pero que la diga él (jeje)

Invencible... Qué grande, qué momentos... Para mi de los mejores es cuando la amiguita del prota (soy malísimo pá los nombres) explica que su poder consiste en manipular los átomos para hacer elementos sólidos... ¡¡ROSAS!! jejeje...

elduende dijo...

Home, señor Moucho, superheroe, superheroe non é, pero con chupa de coiro hai xa uns anos que temos a Lobo, “aquel que devora as túas entrañas e disfruta”. E con chupa, pero non de coiro, senón vaqueira, ocórreseme Animal Man. De todos os xeitos, os traxes cantosos son tamén parte do tópico. En Invencible fan algunha coña ó respecto cando o protagonista acode o sastre segredo dos superheroes e lle pide un traxe que sexa “icónico”.

Señorita Norimaki, non quero ser motivo da súa ruína. Invencible é popular nos EEUU e seguro que se pode baixar do emule sen moito esforzo. Pero eu non lle dixen nada.

Señor Jero, sí tiene usted razón, el último “giro argumental sorpresa” de 20th Century Boys no está a la altura del resto del trabajo de Urasawa. Habrá que esperar a ver que nos cuenta en el último tomo, para hacer una valoración completa, pero de momento tiene pinta de que va a ser otro manga cojonudo con un final horrible, como Akira, o Ranma, o tantos otros.

Señor Zonu, si, es esa serie que usted se imagina, pero chitón. Y el personaje del que habla usted es Atom Eve. A mí me encantó cuando le pega la crisis existencial y se va a África en plan ONG: “Puedo manipular los enlaces atómicos a un nivel increíble y me dedico a detener ladrones de bancos, si lo piensas, es estúpido”.