Vayamos hoy de modernos y hablemos de los tebeos y la web. Permitidme que categorice: Internet ha tenido dos grandes efectos sobre el mundo del cómic, aún sin haber cambiado un ápice el lenguaje de la historieta en sí mismo.
Primero, al igual que en muchas aficiones minoritarias, ha servido para acercar a los lectores, que son poquitos y están distanciados, y para crear comunidades virtuales.Los principales medios de información sobre cómics están en la red (
Newsarama, en inglés, o
La Cárcel de Papel y
Zona Negativa, en castellano) y los blogs y páginas sobre el medio son cada vez
más (ya he recomendado algunos
aquí).
Segundo, han resucidado los moribundos formatos de la tira cómica y la ficción seriada. Mientras en las librerías proliferan los tomos autoconclusivos, ya que al lector le toca los huevos tener que comprar un cuadernillo de 24 páginas y esperar un mes para saber como sigue la historia, por estos pagos digitales hai muchos autores, normalmente no profesionales, que usan internet como escaparate y se montan una serie colgando una paginilla o dos a la semana. Este tipo de lectura rápida es ideal para la red y, en algunos casos, tiene éxito.
El más notable que conozco es el de
Derek Kirk Kim, que empezó en internet, sigue allí, y no solo ha publicado en álbum su trabajo,
Same difference (La misma diferencia) para sacarse un dinerillo, sinó que también se llevó un Eisner y un Ignazt por ella (que es como que te den un Óscar y el premio del Festival de Sundance, maomenos).
Hay más, desde luego,
incontables. Sin salir del idioma castellano, que por pereza, es en el que más suelo leer, podemos destacar el genio cotidiano de
La mierda ocurre, el incognoscible horror del
Joven Lovecraft o el frikerío de
La legión del espacio.
Y no callarme sin comentar la excelente
Gone with de Blast Wave, que recientemente me descubrió la señorita lesbia. Es un relato humorístico sobre una guerra absurda que enfrenta a ejércitos de distintos colores en una ciudad postapocalíptica. Un cruce entre Esperando a Godot, Senfield y el Command & Conquer, obra de Kimmo Lemetti, un finlandés de 20 años con muy buena mano para el Photoshop. De verdad, no os la perdáis.