Aquí venía yo a hablar de uno de esos profesionales de las letras, Ed Brubaker, del que hasta hace poco, no había leído nada. Su Gotham Central y su Catwoman pasaban por ser excelentes relatos de género negro insertados en la parafernalia superheróica, pero los dejé pasar por ser series largas, repitiendo el mantra que uso para disuadirme de compras compulsivas: haypocodinero-nomecabenenlastantería. Pero eso también es otra historia.
Al final, los bandidos de Norma consiguieron hacerme picar con la publicación de Point Blank, una miniserie de 2002 ambientada en el irregular Universo Wildstorm. Brubaker recupera a un personaje bastante chungo, Cole Cash, alias Grifter, que hacía de pistolero solitaro cliché dentro de los WildCATS, y lo mete de lleno en una trama de espías, chantajes y engaños. Cash acepta una petición de John Lynch, director de una de esas organizaciones ultrasecretas que abundan en el gobierno de EEUU, para que le cubra las espaldas en una serie de misiones sucias y delicadas, cuya finalidad desconoce. Pero antes de que Cole llegue a enterarse de nada, alguien le pega un tiro a Lynch y lo deja en coma. Así que el que hasta ahora era sólo matón y pistolero, tendrá que hacer de detective para vengar a su amigo. Y hasta aquí puedo leer sin destripar nada.
En Point Blank, Ed Brubaker zarandea a Cole Cash, y al lector con él, por un laberinto de humo y espejos muy bien hecho, donde las sorpresas y las trampas funcionan. El dibujo de Colin Wilson, un inglés de la escuela de Jean Giraud, es en este caso una herramienta al servicio de la historia, correcto, bonito y funcional (salvo el color, que es un pelo chillón de más para una historia tan noir). Por si no se nota lo bastante, aclaro, me ha encantao.
Y no he debido de ser el único, porque en 2003 los señores de DC le encargaron a Ed que siguiese con la serie. Era difícil mantener a Cole como protagonista, así que Brubaker, alabadas sean sus meninges, optó por basar la nueva trama en los cabos sueltos. En Point Blank descubrimos la existencia de una misteriosa y conspiranoica organización criminal en la que John Lynch logró infiltrar a un agente doble. Ese pobre hombre es Holden Carver, un antiguo espía de élite, y todo el mundo cree que es un traidor, excepto Lynch. Pero, vaya, malas noticias, al final de Point Blank, Lynch sigue en coma.
Así empieza Sleeper, con un Holden Carver que ha ascendido en la cadena de mando de la misteriosa organización esa, pero sigue sin tener ni idea de sus verdaderos objetivos y, lo que es peor, no tampoco tiene ningún contacto en el bando de los ‘buenos’ al que pasarle la información que consigue. Un ambiente ideal para una paranoica trama de espías.
Carver, además, tiene un curioso superpoder. No siente dolor y se recupera casi inmediatamente de todas las heridas que recibe ¿Bonito? No, no tanto, porque luego, cuando toca a alguien, le transmite el sufrimento que debería haber padecido él, pudiendo incluso llegar a matarlo sin dejarle marcas físicas . Por lo tanto, es el asesino perfecto.
En Sleeper, los lápices son cosa de Sean Phillips, que está en pleno estado de gracia y logra gestionar de forma impecable la gran cantidad de saltos temporales que Brubaker introduce en el guión. Los trazos de Phillips son menos bonitos que los de Colin Wilson, pero logran darle a la serie una adecuada atmósfera oscura y opresiva. Su narrativa es sencillamente para quitarse el sombrero, vedlo:
Lecturas muy recomendadas, ambas las dos.
3 comentarios:
Pois xa che estou devolvendo o que é teu (e o que pidas a maiores) e me vas pasando algo de Sleeper, que despois da conversa do outro día e deste post xa teño ganas de botarlle un ollo.
A ti o mantra funciónache? Eu xa estou pensando en mercar outra estantería.
Eu vino na miña librería, pero non me atrevín a darlle unha oportunidade... Que conste que a min o xénero de espías versión Misión:imposible ou Alias abúrreme bastante. Porén, recoméndasme a súa lectura?
lesbia: nada, nada, activemos o tebeotráfico canto antes.
urbanoscar: ante todo, benvido. ¿Recoméndocho? Non coñezo tanto os teus gustos como para atreverme, pero díríache que Brubaker non se mete en tramas de superespías que salvan ó mundo, senón nas de tipos grises e acabados ós que as circunstancias puxeron en mal momento e en mal lugar, un tópico, si, pero moi ben levado. Eu diríache que lle deas unha oportunidade a Point Blank polo menos e logo xa me contarás.
Publicar un comentario