20.4.07

Black Jack

El de Osamu Tezuka, como el de Milton Caniff, Hergé o Alan Moore, es uno de esos nombres que hay que saberse si uno tiene un mínimo interés en el arte de la viñeta. Apodado El dios del manga, Tezuka es uno de los autores más influyentes de la corta historia del medio, si no el que más. Y no es la típica exageración del articulista, no señor.

Este es el tipo que sentó las bases de lo que se conoce como el ‘estilo manga’. ¿Los ojos grandes y redondos? Tezuka ¿Las poses dramáticas exageradas? Tezuka. ¿Las líneas cinéticas llenándolo todo? Tezuka ¿La deformación del entorno para adaptarse a los sentimientos de los personajes? Tezuka también.

Varios trabajos suyos, como Adolf, Buda o Fénix tienen colgada la etiquetita de obras maestras y críticos de todo el mundo babean al decir su nombre. Lo curisoso es que, aún sabiendo todo esto, un servidor aún seguía sin leer en serio a Tezuka *flagelación merecida*.

Pero como nunca es tarde si la dicha es buena, pues me he decidido a comprar la que pasa por ser una de sus series más re
presentativas, Black Jack. Osamu era licenciado en Medicina, aunque nunca llegó a ejercer ¿para qué, sin con el manga ganaba dinero a expuertas? Pero pasa que siempre le quedó el gusanillo con eso de ser doctor, y Black Jack es un intento de matarlo. La serie cuenta la historia de un médico clandestino que opera por dinero y que está considerado el mejor cirujano del mundo. A sus manos llegan casos entre desfasados e inverosímiles, que resuelve (o no) gracias a su pericia y que suelen poner a prueba su peculiar sentido de la moralidad, ya que, aunque le guste pasar por un cabrón sin escrúpulos, en el fondo es un buenazo.

Las historias van de la fábula social (como la del barco de inmigrantes ilegales que encalla cerca de la casa de Black Jack, que tiene que curar a su capitán) a lo directamente surrealista (como la de la minúsvalida a la que el protagonista convierte en pájaro mediante la cirugía). En general mantienen un cierto encanto naif, aunque pequen de estar poco trabajadas (el ritmo de producción a-la-japonesa que tenía Tezuka no le permitía florituras).

Meción especial merece el único secundario fijo de la serie (hasta donde yo he leído), Pinako, la ayudante de Black Jack. Cuando se la encuentra, no era más que un conjunto de partes humanas sueltas dentro de un teratoma quístico. Pero el buen doctor opera, recoge los trozos, los une para formar un cuerpo y crea una persona, que desde entonces le tiene mucho cariño. La verdad es que es algo digno de Miguel Ángel Martín.

Pero, no nos engañemos, si Tezuka destaca por algo, es por su dibujo. No tiene un trazo impecable ni espectacular, pero si un estilo personalísimo, eficaz e inconfundible, que ha sido copiado en parte por mil autores posteriores. Pero, sobre todo, es un narrador fuera de serie. Como ya he dicho, el tío no era amigo de la planificación, así que cuando dibuja, lanza las viñetas sobre la página según le vienen, pasándose por el forro las leyes de composición. Y no solo consigue ser legible, sino que marca perfectamente el ritmo de lectura, se adapta a la historia y mantiene al lector en vilo, a la espera de cual será la próxima locura que se encuentre.Es eso lo que lo hace un genio.

Bueno, eso y ser, probablemente, el autor que más partido le ha sacado a la puesta en página (la distribución de viñetas sobre el papel). Cuando lo normal es que las calles (esos trocitos blancos entre una viñeta y otra) y las viñetas sean simplemente el marco de la acción, Tezuka se dice “bueno, si están ahí, vamos a sacarle partido”, así que hace que los personajes se gólpeen con la línea del marco al saltar de sorpresa, que rompan las calles a puñetazos cuando se cabrean o que la zozobra de un barco haga que las viñetas se salgan de su sitio. Es un camino explorado por muy pocos autores.

6 comentarios:

besbe dijo...

pois ten moi boa pinta a verdade tendo en conta que foi el quen marcou todo o que é o manga a día de hoxe. O tema da narración e sacarlle ese partido ás viñetas penso que é algo digno de admiración, o que se di algo completo, vamos. Igual me da a arroutada e o merco agora que se achegan os descontos do día do libro.

Por certo, que me acabo de enterar que o outro día andabas no Avante, unha pena non tropezar un co outro eh? (nin ter a ninguén que fose lercheando el duende, el duende está aí)

Bicos!

Jero Piñeiro dijo...

Enhorabuena por haberte acercado a Tezuka. No te arrepentirás. Yo esta no la he leído, pero su "Buda" y, sobre todo, "Adolf", me parecen dos obras maestras como la copa de un pino (en mi modesta opinión). Y el tío hacía páginas como churros. Cualquier autor de renombre de hoy día tardaría una eternidad en planificar una página con la fuerza visual y el desparpajo con que lo hace este hombre, y él se levantaba tropecientas páginas a la semana sin despeinarse. Un monstruo, un monstruo...

moucho branco dijo...

Non son eu nada entendido na materia, pero tampouco lle fago ascos a un bó manga...

elduende dijo...

Señorita besbelliña, si, estiven alí con Arale Norimaki de cicerone, pero deume corte chegar e presentarme a todo o mundo, "Ei, son elduende, mirade para min". Coido que so me identificaron o moucho branco e a raíña vermella. En todo caso, haberá máis ocasións. E, se lle da a arroutada esa, Black Jack é unha boa opción, pero avísolle que a serie completa serán 18 tomos a 12 euros cada un (agora está a piques de saír o terceiro).

Jero, sí, se puede decir más alto pero no más claro. Un monstruo.

Señor moucho, non fai falla ser un entendido na materia para disfrutar dunha boa lectura. Por sorte, que se non...

besbe dijo...

A arroutada doume ao final por outro lado, pois para outra nos veremos entón :)

A.F.Torreiro dijo...

Estimado Elduende...

A piques a piques de sair o 3º non está... de feito xa saiu, o que pasa é que me esquencín de pedilo...

A vergoña caerá sobre min forever... :(