Me dicen en un comentario más abajo, y leo por ahí adelante, que dos blogs de política local, Cousas de Cambados y Cousas de O Grove, han sido denunciados por atentar contra el derecho al Honor de los muy ilustres señores que gobiernan en sus ayuntamientos. Feo asunto, afirmo. Parece que, pese a tanta monserga sobre la web 2.0 y la política 3.7, nuestros amados representantes públicos se han olvidado de subir su versión de software y sólo miran a internet para protestar porque aquí se opina demasiado.
Y eso que sabemos, porque nos lo cuentan, que los blogueros somos una gente tremendamente comprometida, pues hemos decidido dejar de ser voyeurs (buallers, según el Panhispánico) para convertirnos en productores de información no mediatizada, paladines de la libertad de contenidos y de la difusión de conocimiento, perpetradores de nuevas agendas mediáticas que satisfacen a las minorías. Aunque tengamos pocos lectores, estamos integrados en una red de difusión viral de contenidos que asegurará que nuestras buenas ideas tengan impacto (si es que tenemos alguna, claro).
También sabemos, porque nos lo cuentan, que somos egocéntricos, pretenciosos y que nos creemos muy importantes porque haya cuatro tipos que lean nuestra mierda de textos. Exponemos nuestras miserias y nuestra mediocridad como si se tratase de algo nuevo, vanitas, vanitatum et omnia vanitas.
E incluso sabemos, porque nos lo cuentan, claro, que somos unos miserables usurpadores de la sagrada labor informativa de los medios de comunicación, que no somos profesionales y no diferenciamos datos de opiniones. Creamos confusión, bien porque somos tontos y no sabemos explicarnos, bien porque somos unos bastardos malintencionados con ganas de difamar, tipejos que directamente publican mentiras. Escoria intrusista, basura pretenciosa.
Pues, en mi desautorizada opinión, ni tanto, ni tan calvo. Si algo somos los blogueros es un grupo de gente con inquietud por escribir, que se lee la una a la otra y se autojustifica, como sucede en todos los colectivos minoritarios (presidentes de grandes empresas, cocainómanos y frikis, por ejemplo). Nuestro mayor mérito, es volver a implantar el placer de la comunicación interpersonal en un mundo de mass media, porque no solo escribimos, sino que recibimos respuesta y establecemos diálogos.
Con esta moda tonta de las bitácoras personales, un sólo individuo puede hacerse oír sin tener que pasar por los miles de celosías que levantan la prensa, la radio y la televisión. Y lo que es peor, puede llegar a ser influyente sin que nadie le dé permiso para ello (brrr... ¡el horror, ah, el horror!). Lo suficientemente influyente, fíjense, como para que le denuncien por hablar sin filtros.
Seamos serios. Insultar, mentir y difamar no está bien, aunque el anonimato de internet nos anime a caer en ello, como les pasó a algunos comentaristas de Cousas do Grove, que no a su autora. Mal hecho, porque hay formas mucho mejores y más destructivas de criticar a alguien. Ejemplo, los ácidos fotomontajes de Cousas de Cambados, que si están ahora en los tribunales es porque dan donde duele y dejan huella.
Pero, aún en el caso de calumnias y faltadas, los políticos harían bien en recordar que, cuando uno ocupa un cargo público, la Libertad de Expresión siempre prevalece sobre el Derecho al Honor, salvo casos de amenazas de muerte y similares, y que la mejor forma de restarle efecto a un insulto es rebatirlo, no cerrarle la boca al que lo lanza. Abran su página y rebatan allí esas acusaciones tan falsas que se les hacen, señores del concello. Tomen ejemplo de Manuel Baltar, que será todo lo chungo que queráis, pero lleva años aguantando que le llamen de todo en su web y ni pestañea, el condenado.
Señor X, Sol Costas, cuentan ustedes con toda mi empatía. Como decía Orwell: "Si la libertad significa algo, será sobre todo el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír".
Y eso que sabemos, porque nos lo cuentan, que los blogueros somos una gente tremendamente comprometida, pues hemos decidido dejar de ser voyeurs (buallers, según el Panhispánico) para convertirnos en productores de información no mediatizada, paladines de la libertad de contenidos y de la difusión de conocimiento, perpetradores de nuevas agendas mediáticas que satisfacen a las minorías. Aunque tengamos pocos lectores, estamos integrados en una red de difusión viral de contenidos que asegurará que nuestras buenas ideas tengan impacto (si es que tenemos alguna, claro).
También sabemos, porque nos lo cuentan, que somos egocéntricos, pretenciosos y que nos creemos muy importantes porque haya cuatro tipos que lean nuestra mierda de textos. Exponemos nuestras miserias y nuestra mediocridad como si se tratase de algo nuevo, vanitas, vanitatum et omnia vanitas.
E incluso sabemos, porque nos lo cuentan, claro, que somos unos miserables usurpadores de la sagrada labor informativa de los medios de comunicación, que no somos profesionales y no diferenciamos datos de opiniones. Creamos confusión, bien porque somos tontos y no sabemos explicarnos, bien porque somos unos bastardos malintencionados con ganas de difamar, tipejos que directamente publican mentiras. Escoria intrusista, basura pretenciosa.
Pues, en mi desautorizada opinión, ni tanto, ni tan calvo. Si algo somos los blogueros es un grupo de gente con inquietud por escribir, que se lee la una a la otra y se autojustifica, como sucede en todos los colectivos minoritarios (presidentes de grandes empresas, cocainómanos y frikis, por ejemplo). Nuestro mayor mérito, es volver a implantar el placer de la comunicación interpersonal en un mundo de mass media, porque no solo escribimos, sino que recibimos respuesta y establecemos diálogos.
Con esta moda tonta de las bitácoras personales, un sólo individuo puede hacerse oír sin tener que pasar por los miles de celosías que levantan la prensa, la radio y la televisión. Y lo que es peor, puede llegar a ser influyente sin que nadie le dé permiso para ello (brrr... ¡el horror, ah, el horror!). Lo suficientemente influyente, fíjense, como para que le denuncien por hablar sin filtros.
Seamos serios. Insultar, mentir y difamar no está bien, aunque el anonimato de internet nos anime a caer en ello, como les pasó a algunos comentaristas de Cousas do Grove, que no a su autora. Mal hecho, porque hay formas mucho mejores y más destructivas de criticar a alguien. Ejemplo, los ácidos fotomontajes de Cousas de Cambados, que si están ahora en los tribunales es porque dan donde duele y dejan huella.
Pero, aún en el caso de calumnias y faltadas, los políticos harían bien en recordar que, cuando uno ocupa un cargo público, la Libertad de Expresión siempre prevalece sobre el Derecho al Honor, salvo casos de amenazas de muerte y similares, y que la mejor forma de restarle efecto a un insulto es rebatirlo, no cerrarle la boca al que lo lanza. Abran su página y rebatan allí esas acusaciones tan falsas que se les hacen, señores del concello. Tomen ejemplo de Manuel Baltar, que será todo lo chungo que queráis, pero lleva años aguantando que le llamen de todo en su web y ni pestañea, el condenado.
Señor X, Sol Costas, cuentan ustedes con toda mi empatía. Como decía Orwell: "Si la libertad significa algo, será sobre todo el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír".
2 comentarios:
Lo ocurrido con esos dos blogs, no es más que una viva muestra de que la "ciudadanía" (o lumpenproletariado, como se prefiera) no somos más que un nído de vívoras con el único objetivo de minar el ego y respetabilidad de esos santurrones que sacrifican sus vidas por nosotros (también conocidos como políticos). Joé, si es que somos unos desagradecidos...
En fins, como vd. bien indica con la lucidez alotrópica que le caracteriza, Sr. Osborn: ni tanto, ni tan calvo. También decía el guapetón de Voltaire aquello de "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo".
PD: No tenía ni idea de quien era ese James Morrow, pero la cita es sublime.
He de confesar, señorita Norimaki, que yo tampoco sabía hasta hace poco quien era James Morrow y que la frase me la encontré en una de las pantallas de carga del Call of Duty 2.
De allí también podría destacar, entre muchas, una de Bertrand Russel: "War doesn't determine who is right, only who is left". Para que luego digan que siendo friki no se aprende nada.
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