Hasta ese momento, Genaro Pespuntes se quedó apartado en una esquina, sorbiendo un chupito de whisky y observando las evolución de los dialogos con una curiosidad naturalista. Disfrutaba de su aire de superioridad, demasiado listo como para mezclarse en este disparate. Y además, el Chivas 25 del tío Eduardo estaba de muerte...
- Eh, tú, miserable -dijo el dueño del alcohol-.
- ¿Yo? -balbució Genaro-.
- ¿Que te crees que estás haciendo?
- ¿Escuchar?
- ¡No! Te estás bebiendo mi güisqui bueno, cabronazo
- Er...
- !Te estás bebiendo mi güisqui bueno, hijolagranputa! ¡El Chivas no se toca, el Chivas lo guardo yo para brindar cuando se muera mi mujer, no para que se lo ventile un imbécil que viene de China!
- Bueno, yo trabajo en Indonesia...
- ¡ME DA IGUAL! ¡Esa botella me costó 1.100 pesetas de cuando Alfredo Mayo era un galán y el cine costaba tres patacones!
- Eduardo, yastabienhombre. Deja al chaval, que el Chivas se lo he dado yo -confesó la tía Auxiliadora.
- ¡Malaputa! Lo que tu no quieres es que yo me lo pueda beber cuando casques.
- Pero cállese, hombre, cállese, que es usted más tacaño que el Fondo Monetario Internacional -afirmó el primo Edelmiro-.
- ¡¿Tacaño?! Mil cien pesetas me costó...
- ¡A mi padre no le llamas tú tacaño, pijo de mierda! -saltó la prima Julia.
- No si ya devuelvo yo el Chivas, da igual- balbuceó Genaro.
- ¡Que todos sabemos que ese dinero que tienes lo ganaste a base de lamer culos! -Julia seguía a lo suyo.
- ¿Que yo qué? -ladró Edelmiro- Habrasevistoloquemadicho, después del pufo que hicieron ellos con las tierras del pueblo, que eran del abuelo y nos tocaban a todos.
-¿Pufo? ¡Pufo! El avogado también os avisó a vosotros de la expropiación por lo de la autopista. Lo que pasa es que fuistéis demasiado lentos...
- No, si a vender íbamos -intervino el tio abuelo Julián- ¡Pero alguien puso alambre de espino en el desvío pal pueblo y se nos reventaron las ruedas del coche! ¡Los 200 millones ni los olimos!
- No, si eso va a ser también culpa mía -responde Julia-.
- Es que es mucha casualidad... -insistió Julián-.
- Si, claro -susurró peligrosamente el nieto Jonás- ¡Casualidad fue cuando tu te presentaste a testificar contra mi padre en el juicio por agresión!
-¡Por qué tu padre es un macarra violento!
-¡Pues sí, lo soy! -dijo el tio Longinos-, ¡Le partí los dientes e aquel gilipollas (nadie habla mal del Zanfoño F.C. delante de mi) pero tu estabas en Vallecas cuando pasó! !Vendeparientes!
-Buaa, buaa -se lamentó la abuela- Si os viera ahora mi Recesvinto, que en gloria esté. Buaaa. Una famila que no hace más que pelearse, buaaa.
-Como todas -dijo Genaro, desde su silla-.
-Tu calla, palurdo -le espetó la Paqui- Esto es culpa tuya, por beberte el whisky.
-Pero yo...
Genaro quiso disculparse, pero antes de que pudiese abrir la boca, un furioso Longinos se la cerró de un golpe con la botella de Chivas 25, que según dicen las leyendas, pesa mucho. Al grito de "¡Puto chino descastado!", Longinos siguió trabajando hasta que, un año más, la famila Pespuntes terminó su 25 de diciembre en urgencias. La Navidad es una época de rutinas.
Dedicado a La Mona, por esa historia que nunca llegué a escribirle. Vuelve entera de esquiar.