19.4.06

Entrañable

Imaginaos que queréis protestar por algo, no sé, porque construyen un edificio de 34 plantas y un entresuelo en medio de la playa de vuestro pueblo, o porque han convertido la residencia de ancianos en la que pensabáis ingresar a vuestros padres en un centro de ocio comercial. ¿Qué hariáis? Supongo que convocaríais una manifestación, creariáis una plataforma vecinal o iniciariáis una huelga de hambre. A lo sumo, distribuiriáis un correo electrónico de protesta entre vuestros contactos ¿no?

Pues muy mal. En estas épocas de constante innovación técnica y estética, lo que no sorprende es como si no existiera. ¿Alguien es capaz de distinguir un anuncio de detergente de otro? No, claro, porque son todos iguales desde hace 40 años, y lo mismo pasa con las manifestaciones y demás. Uno ve una foto de gente con pancartas en el periódico y ya no diferencia si son los de la Seat o los del Foro de la Familia. ¿Qué hacer?, como decía el camarada Lenin. Tener los ojos bien abiertos y mirar más allá de nuestras fronteras, porque mientras aquí nos estancamos con el "galiza ceive, poder popular", en Corea del Sur se abren nuevos caminos en la vanguardia de la protesta. Mirad a este señor:
El tío se ha abierto en canal, cual samurai decidido al seppuku, en protesta por la invasión japonesa de los islotes Dokdo (conocidos en la geografía occidental como Rocas de Liancourt). Al más puro estilo Perejil, los Dokdo son unos trozos de tierra pelada que Corea se embolsó tras la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, diciendo que eran suyos de toda la vida. Como los japoneses no están muy de acuerdo, el gobierno surcoreano estableció allí una base militar poco antes de la Guerra de Corea, y ahí sigue.

Pero el otro día a los nipones se les ocurrió mandar dos patrulleras a la zona, para "estudios oceanográficos" y los coreanos respondieron mandando las suyas también. Mientras los gobiernos juegan al hundir la flota, este mozalbete de Seul se planta en la plaza mayor y, al grito de "¡Mecagoenlamadre queparióatoslosjapos!", se mete una puñalada en la barriga. ¡Zas! Foto garantizada en la prensa mundial.

Eso es una protesta, señores. ¿Os imagináis? Miles de jóvenes se reúnen en la plaza del Obradoiro, dicen "¡Que queiras, que non, Estatuto de nación!" y se suicidan ritualmente en perfecto orden. Sería un exitazo... pero, no, no sería ético. Hoy en día, y desde la tregua de ETA, es la derecha la que necesita originalidad y fuerza en sus reivindicaciones, y lo de poner a los obispos sujetando la pancarta está ya muy visto. Propongo que les cedamos la idea. ¿Alguna objección?

Vale, pues queda decidido, en cuanto pueda le mando un correo electrónico a Jiménez Losantos. Incluso podría sugerirle un par de eslóganes para sus futuros golpistas suicidas:

- Se rompe España, me rompo yo

- ZP, así muere un patriota

- Balcanización intestinal

- Contadme como un muerto de ETA

- El que me vendió el cuchillo jugaba al mus en el mismo bar donde desayunaba un confidente del 11-M, cuyo dueño está afiliado al PSOE

-En el Alcázar hubieran hecho lo mismo.

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