28.4.06

Se extiende el Imperio Galego

Hace ya cinco meses que comenzó la sanguinaria invasión del autoproclamado Imperio Galego y los rumores de levantamiento armado en el Val de Xálima han demostrado ser ciertos. Tras la aplastante derrota sufrida por los ejércitos de la Coalición Astur-Leonesa, el Generalote Juan Carlos Rodríguez Ibarra se vio obligado a avanzar con sus poderosos ejércitos hacia el norte, para contener a las despiadadas hordas galáicas comandadas por el inconmovible teniente Paco Rodríguez.
Las escaramuzas se prolongaron durante semanas hasta que el general Anxo Quintana se vio obligado a regresar a Campus Stelae para ser coronado César, tras el asesinato de Touriño Augusto a manos de sus propios partidarios enfadados por tanto conselleiro independiente.

Hace tan sólo dos jornadas, el Generalote Ibarra aprovechó la confusión política en las filas de los Hijos de Breogán para lanzar un ataque sorpresa y logró, por la mínima, obligar al teniente Rodríguez a tocar retirada. "El enemigo nos ha robado la victoria como un ladrón en la noche", declaro el militar gallego. Pero justo cuando parecía que la poderosa maquinaria de guerra rosaliana podía ver truncados sus locos sueños de conquista, una escuadra de exploradores emeritenses informó de que un gran batallón de combatientes valegos (de Xálima) avanzaba implacable desde el sur.

Al parecer, según fuentes de la tropa, el maquiavélico alférez Paco Jorquera logró inflitrarse en los idílicos poblados de Xálima a través de la frontera portuguesa (¡Hasta cuando vamos a permitir que los lusos presten apoyo tácito a las tropelías galáicas!). Armado tan sólo con su oratoria subversiva y muchos paquetes de tabaco, Jorquera encendió el ardor guerrero de los valegos con falsas promesas de gloria y logró que se alzasen en armas contra el legítimo gobierno extremeño.

Cogidas entre dos fuegos, las legiones de porqueros ibéricos, las falanges de labriegos y hasta los cuerpos de parados suicidas fueron diezmados y humillados por los invasores. Los pocos supervivientes parten esta tarde hacia el norte, encadenados como bestias y destinados a alimentar las insaciables calderas de las forjas de Meirama y As Pontes, mientras las tropas unificadas de Rodríguez y Jorquera avanzan hacia la capital indefensa, bajo su enseña blanquiazul-revolucionaria. La cabeza del Generalote Ibarra adorna ahora la frontera, clavada en una pica y humillada por el siguiente rótulo: "Fala unha lingua morta".
Desde el trono de granito del Obradoiro, ya con la corona de chourizos sobre la testa, el nuevo César Quintana anuncia que no habrá paz mientras quede un solo gallego en territorio lingüístico hostil. Suíza Argentina y Uruguai ya han anunciado que retirarán a sus embajadores antes de fin de mes.

Y mientras en el norte corre la sangre, Madrid duerme el sueño de los estúpidos. Los brigadieres Acebes y Losantos se han quedado sin partidarios tras el armisticio de los guerrilleros vascos y las partidas de guerra centralistas continúan inmovilizadas en Afganistán. ¿Hasta cuando va a seguir Zapatero Imperator (ZI) dándole cancha a los separatismos? Debería saber que en la Villa y Corte también hay camareros de Lugo.

Cáceres, 2 de agosto de 2007
Crónica de Guerra por John Hobgoblin, enviado especial del Heraldo de Valbellotar Recio

2 comentarios:

O Breogán de Gáidil dijo...

Moi bo, Duende. Isto dá para publicarmos un Wargame en toda regla!

Un saúdo.

elduende dijo...

Vaia, pois seica si. Vou ver de falar cos de Corvus Belli, a ver canto me cobran polas miniaturas...

Grazas pola visita e pola cortesía de enlazarme no teu blog, Breogán.