Oscuro despacho con persianas de tela. Un hombre dormita sobre el desordenado escritorio, con la cara cubierta por un sombrero de fieltro. Junto a el descansa una botella de bourbon, medio vacía. En el cristal de la puerta, al revés, puede leerse Emilio P. Little-Bull, investigador público. Evidentemente, la película es en blanco y negro.
Unos severos golpes sacan al detective de su sueño inquieto. “Adelante”, dice con voz ronca. Se retira el sombrero de los ojos y enciende un cigarrillo, liado y sin filtro, mientras observa a la misteriosa y figura que penetra en su despacho. Tras la primera calada, fuerza un saludo:
-Hola, Alberto
Vestido como Audrey Hepburn, pero con mas gomina, Alberto N. Bean, viuda de Manuel Forest, saca un Marlboro light de su pitillera y se lo pone en los labios.
-Dame fuego, Emilio
El dectective acerca la llama al cigarrillo y pregunta:
-¿A qué has venido?
-Ya lo sabes
- ... No voy a dejarlo.
- En el Salnés, hay cosas que es mejor no saber, Emilio.
- Debería darte igual, tú aún estabas en Madrid, con tu ex marido, cuando se inauguró esa mierda de carretera.
-Y tu trabajabas para Abel Knight, como responsable de Infraestructuras. Y no dijiste ni pío.
- Era un proyecto de la Xunta...
- Hay gente a la que no le gusta que metas la nariz. Sólo es un aviso.
- ¿A quien? ¿A él?
- No preguntes cosas que ya sabes, querido.
- ¡Pero si insistió para que me ocupara de esto! ¡Y tú también!
- ¿Y cuando te lo pedimos por lo de los incendios, qué? Ni puñetero caso ¡Qué se te ve el plumero, Emilio!
- ¡Escucha! Cuando a uno le hacen un socavón en una de las principales carreteras del territorio que gobierna se supone que tiene que hacer algo, maldita sea. ¿Estamos o no estamos en un país serio?
- ¡Bien! Pero luego no te quejes si cojo tu puñetero Estatuto y lo uso para limpiarme las gónadas.
- De eso, querida, ya hablaremos en enero.
Alberto se fue dando un portazo, y el detective apagó violentamente su colilla sobre la superficie pulida del escritorio. Acto seguido, cogió el guión de la película y se puso a leer la próxima escena. Iba a investigar los desperfectos del Salnés y unos matones le daban una paliza. Sonriendo, cogió el teléfono y llamó a su doble de acción, Anxo Queentana.
Unos severos golpes sacan al detective de su sueño inquieto. “Adelante”, dice con voz ronca. Se retira el sombrero de los ojos y enciende un cigarrillo, liado y sin filtro, mientras observa a la misteriosa y figura que penetra en su despacho. Tras la primera calada, fuerza un saludo:
-Hola, Alberto
Vestido como Audrey Hepburn, pero con mas gomina, Alberto N. Bean, viuda de Manuel Forest, saca un Marlboro light de su pitillera y se lo pone en los labios.
-Dame fuego, Emilio
El dectective acerca la llama al cigarrillo y pregunta:
-¿A qué has venido?
-Ya lo sabes
- ... No voy a dejarlo.
- En el Salnés, hay cosas que es mejor no saber, Emilio.
- Debería darte igual, tú aún estabas en Madrid, con tu ex marido, cuando se inauguró esa mierda de carretera.
-Y tu trabajabas para Abel Knight, como responsable de Infraestructuras. Y no dijiste ni pío.
- Era un proyecto de la Xunta...
- Hay gente a la que no le gusta que metas la nariz. Sólo es un aviso.
- ¿A quien? ¿A él?
- No preguntes cosas que ya sabes, querido.
- ¡Pero si insistió para que me ocupara de esto! ¡Y tú también!
- ¿Y cuando te lo pedimos por lo de los incendios, qué? Ni puñetero caso ¡Qué se te ve el plumero, Emilio!
- ¡Escucha! Cuando a uno le hacen un socavón en una de las principales carreteras del territorio que gobierna se supone que tiene que hacer algo, maldita sea. ¿Estamos o no estamos en un país serio?
- ¡Bien! Pero luego no te quejes si cojo tu puñetero Estatuto y lo uso para limpiarme las gónadas.
- De eso, querida, ya hablaremos en enero.
Alberto se fue dando un portazo, y el detective apagó violentamente su colilla sobre la superficie pulida del escritorio. Acto seguido, cogió el guión de la película y se puso a leer la próxima escena. Iba a investigar los desperfectos del Salnés y unos matones le daban una paliza. Sonriendo, cogió el teléfono y llamó a su doble de acción, Anxo Queentana.
3 comentarios:
Manda carallo na Habana... que me entere de los escarceos de la honorable y glamourosa clase política gallega a través de estos relatos...
Y cuidado con ese manipulador don suyo, pues se arriesga a acabar dotando de interés a figuras tediosas como Mr.Little-Bull
Que falta fai un Aquí_Hay_Tomate galego...
bo nadal. Se paso por compostela a vindeira semana, chámote
Fantástico ejemplo de lo que da de sí la clase política gallega. Apoyándome en Arale, «tedioso» es de los adjetivos menos dramáticos que se le pueden dedicar a nuestros amados dirigentes...
Publicar un comentario