14.3.06

El Bruto

En algún punto indeterminado de los años 30, el Pope Zombi y su ejército de no-muertos dominan toda la ciudad al este del Callejón Solitario. Lo único que impide que se extiendan también al oeste es la famila Labrazio y su principal matón: el Bruto. Con este pedazo de premisa parte el cómic de Eric Powell para llevarnos a un universo lleno de humor negro, gore y absurdo.

Para empezar, el dibujo es excelente, sin más adjetivos. Se le notan influencias de Mike Mignola (declarados por el propio Powell), Will Eisner y alguno de los grandes de la E.C., como Graham "Ghastly" Ingels, todos ellos muy bien digeridos para crear un estilo propio que recuerda a muchas cosas, pero no se confunde con nada. Por ejemplo, si Ingels o Mignola recurren mucho a la mancha de tinta para crear ambientes sombríos, Powell se decanta por una línea más limpia y deja la atmósfera en manos del color. Sus verdes, azules y marrones dan un resultado más 'naif', pero igualmente impactante.

De la narrativa tampoco hay queja. El Bruto es, ante todo, un cómic de humor, y el dibujante lo sabe. Los chistes son la clave y hacen avanzar la historia (generalmente breve) a un ritmo endiablado. La única pega es una tendencia a abusar de las grandes viñetas, pero bueno, con lo que te ríes, se le puede perdonar.

Pero lo más peculiar es que en el Bruto hay una trama que avanza. No es un universo cómico inalterable, como el de Mortadelo o Snoopy. Ese mundo absurdo está plagado de personajes secundarios que influyen en él con sus apariciones y van haciendo que las cosas cambien y se compliquen. Y ya que lo comento ¡vaya secundarios!, el sureño-lobo, Carrona, el vivo que se alimenta de muertos, Pete el Pescado, el mamonazo de un sólo ojo del espacio exterior...

Por supuesto, los personajes principales no desmerecen. El Bruto se define a sí mismo como "un gorila que tiene un quilo de carne picada por cabeza", feo como picio pero inteligente, se aprovecha de que es el menor de dos males para sacar tajada. Con él siempre va su amigo Frankie, un canijo esquizofrénico y psicópata, capaz de pelearse con un sandwich que le mira mal o de pedir disculpas mediante cuchilladas en el ojo.

Y tras toda esta parrafada, le haré el elogio definitivo al Bruto: pienso seguir comprándome la serie a pesar de que la edita Norma y cada tomo es una clavada.

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