11.12.05

En la colonia penitenciaria

Desde pequeñito, siempre he querido visitar Australia antes de morirme. Es un país lleno de curiosidades. Su condición de isla perpetua, no unida a otro cacho de tierra desde hace un gritón de millones de años, ha hecho que la fauna autóctona evolucione a su puta bola. Australia es el único sitio del mundo en el que se pueden encontrar marsupiales y monotremas, por ejemplo.
Sin embargo, esté bucólico paraje sería irreconocible hoy en día sin las marcas que han dejado en él los animales importados.


Provenientes de un ecosistema mucho más agresivo, las espécies foráneas les han sacado una ventaja de la hostia a las nativas en muchas partes del país. Por eso la población de ovejas supera a la de seres humanos por varios millones. Por eso han tenido que construír una valla de 3.250 kilómetros de longitud para mantener a los conejos fuera de las granjas de la costa occidental.

Uno de los bichejos introducidos artificialmente en Australia es el ser humano. Estos primates son ajenos al 99% de los hábitats que ocupan, así que el caso australiano no tiene nada de particular, salvo que los primeros homos europeo-blancuzcos que habitaron la isla (un porrón de siglos después de que los aborigenes se importaran ellos solitos) fueron hasta allí cargados de cadenas por la reina de Inglaterra, que aprovechaba ese enorme trozo de tierra para guardar allí a los facinerosos, pelagatos y disidentes religiosos. Para no olvidar su pasado, los australianos celebran su día nacional el 26 de enero, conmemorando la jornada de 1788 en la que Arthur Philipp fundó la colonia penitenciaria de Port Jackson.

Y luego, ¿qué? Pues luego nada, pasan doscientos años y los jóvenes y bellos australianos, que ya no se consideran especie importada (a pesar de llevar el el país menos tiempo que los conejos), se dedican a mandarse mensajitos al móvil: "MAKRO-KDADA EN PLYA CRONULLA PA MATR MOROS. PSALO". Unos libaneses se ponen tontos con un socorrista y mirad la que se lía.





Si es que está claro que los libaneses son peligrosos ¿A quién se le ocurre importarlos a Australia?

1 comentario:

elduende dijo...

Vale, vale, mea culpa, ya he corregido el post. Mi intención no era menospreciar a la cultura aborigen, tan digna de respeto como la que más, sino llamar la atención sobre la paradoja de los autralianos: a tu tatarabuelo lo trajeron aquí preso y ahora a ti te molesta que entre gente rara en tu territorio.

De todos modos, se me fue la olla al afirmar que los delincuentes anglosajones eran los primeros homo sapiens... si estuvieséis en el trabajo un domingo a las 21:30, vosotros también tendríais despistes.

Se que mi error no tiene justificación y si algún aborigen australiano se ha sentido ofendido, que contacte conmigo que le haré llegar una disculpa certificada y me someteré a humillación pública.