24.10.05

Descansa en paz, Astérix


A sus 78 años, la misma edad a la que Fraga ganó su cuarta mayoría absoluta, Albert Uderzo publica el álbum número 32 de los irreductibles galos. Ninguno de los dos debería haberlo hecho.
El caso es abraiante. Uno abre las 48 páginas de El cielo se nos cae encima esperando su pequeña dosis de "toda la Galia está ocupada, ¿toda? ¡no!", ya sabéis, romanos, mamporros, jabalíes y juegos de palabras ingeniosos... aún en versiones tan distorsionadas como las de los dos álbumes anteriores, "El mal trago de Obélix", con su viaje a la Atlántida y todo, y "Astérix y Latraviatta", con su insostenible historia de espías.


Pero no, aquí lo que tenemos es que llega a la aldea un extraterrestre cuya nave es una esfera de Photoshop. Dice el bichejo, que viene de Dyswaltlandia (una galaxia con 50 estrellas donde se comen perritos calientes) con su superclon (sic) para avisar de que los namgas (una raza de envidiosos copiones) vienen a robar la poción mágica de Panorámix. Y a partir de ahí todo empeora.Hay un par de escenas salvables, como el duelo de onomatopeyas entre el namga y Obélix, pero en general ... bleugh.

Cuando acabé de leerlo, ni siquiera fui capaz de enfadarme. Sólo pensé: "el abuelo Albert ya va mayor". Entre sus guiones y los de Goscinny siempre medió un abismo, pero al menos al principio era divertido, y seguía dibujando bien. Ahora contrata ayudantes, mete brillos de ordenador hasta en la sopa y hasta se marca una splash page (dibujo a toda página, que en un álbum donde lo habitual son cuatro filas de viñetas queda como Meg Ryan en una peli de Tarantino) . Para confirmar mi impresión, me puse a releer algunos de los clásicos, como Astérix gladiador (¿Cómo se dice 'singularis porcus' en fenicio?). Y me quedó muy claro que ya no hay salvación: lo que los romanos nunca han sido capaces de hacer lo ha logrado Uderzo solito... se ha cargado a los irreductibles.

Lo único que le puedo encontrar de bueno a El cielo... es que probablemente sea la última história de Astérix. El propio Uderzo ha comentado que sólo seguirá si tiene una buena idea (lo cual, visto lo visto, es improbable), pues sus bolsillos ya se llenan bastante entre reediciones, pelis, videojuegos y muñequitos, pese a la invasión de los namgas, perdón, mangas. Además, la portada de este álbum número 32, es un claro homenaje a la del primero, Astérix el Galo, cómo véis.

Todo apunta al fin de una época. El bodrio que ha resultado "El cielo..." termina con el extraterrestre dyswaltiano borrando de la memoria de los galos esta aventura surrealista. Como lectores, hagamos como que nos ha pasado lo mismo y deseémosle un buen descanso al galo pequeño de bigotes amarillos y a su amigo, el bajo de tórax. Y, Uderzo, te queremos, tío, pero no nos toques más los mitos del cómic, hostia.