30.10.05

Avaricia

Acabo de salir de un infierno de semana. Ante la promesa de un sustancioso sobresueldo, me comprometí a coordinar un par de suplementos publicitarios sobre el mundo de la construcción en el diario en gallego más importante de Europa.

Nunca había hecho tal cosa, pero os puedo decir que no es nada difícil, sólo un coñazo insufrible. Tienes que soltar rollos sobre lo acongojantes y vivarachas que son la inmobiliaria De Milladoiro de toda la vida y la promotora Estafamos a los viejos al comprarles terrenos, pero, sobre todo tienes que trabajar con el comercial de la empresa. Para quien no lo sepa, un comercial es un tipo que siempre te echa la culpa a ti de todo lo que va mal y que sólo dice la verdad cuando le va mucha pasta en ello o cuando es sometido a descargas electricas en los genitales. En sus ratos libres, vende anuncios.

La aventura resultó
lucrativa, pero me ha obligado a currar 35 horas en tres días y medio. Nunca imaginé que mi capacidad de trabajo daba para tanto, y espero que se me olvide enseguida:

Día 1: trabajar-comer-trabajar-dormir mal por soñar con el trabajo
Día 2: trabajar-comer-cabrearte-trabajar-dormir mal por el cabreo
Día 3: trabajar medio dormido-comer-trabajar sin enterarte de nada-dormir mal por agotamiento
Dia 4: trabajar-comer-entregar el puto suplemento-respirar aliviado

Si acepté semejante papeleta fue por pura avaricia. El típico silogismo del currante postmoderno: "más trabajo a cambio de mucho más dinero es bueno". Pero, el cínico que habita en mi interior y que permanecía adormilado por el brillo del vil metal se despertó con el cabreo del segundo día y me obligó a poner los conceptos en su sitio. "¿Para qué necesitas más dinero, gilipollas, si llevas tres meses con superávit? ¿Qué coño piensas comprarte? ¿Autoestima? Ya es tarde para eso ¿Un cerebro? Como si lo fueses a usar para algo bueno...". El vago que llevo dentro se unió a la reprimenda: "Mira que la gente que tiene horarios como éste acaba por desahogarse entrando a tiros en un McDonald's". Ante estas verdades, esquizofrénicas, sí, pero grandes como la hipocresía de un cura, todos mis deseos de riqueza se disiparon.

Aunque me joda citar a un estóico mojigato, viene al pelo esa frase de Séneca que decía: "No es pobre el que tiene poco, sino el que quiere tener más". Así que, moraleja, el próximo suplemento publicitario lo van a hacer Batman y Robin.

5 comentarios:

elduende dijo...

Si, zenón, sí... no tienes por que preocuparte. Aquí todos somos tus amigos, y podemos ayudarte, pero tienes que dejar que el doctor te ponga esa camisa de fuerza. Es por tu bien.

Ahora en serio. A nivel teórico, siempre he defendido que, una vez uno tiene sus necesidades cubiertas, tener más dinero no le mejora la calidad de vida. Lo que pasa es que estos días, tras haber sucumbido brevemente al hechizo del vil metal, he podido comprobarlo por la vía empírica. Andar evangelizando no es mi estilo, pero si quieres, diles a tus amigos que me llamen y se lo cuento.

Anónimo dijo...

Bueno, siempre puedes ahorrar por si (Botín no lo quiera) llegan las vacas flacas. Además, tu banco o caja estará muy contento de recibir tu plata y poder así prestársela a otro a cambio de un módico interés... ¿no es un mundo maravilloso?

Anónimo dijo...

Lo siento, se me fue la olla al firmar. Debo tener personalidad múltiple.

Anónimo dijo...

Gracias, duende, ahora ya se q quiero pegarm un tiro. Yo hago esa puta mierda (q en este caso no m jode los pulmones) 5 de cada 7 días y no recibo una gran dosis de vil metal. ¿Llamo al hablar x hablar o opto x desaparecer y q mi muerte pese en la conciencia d quienes m conocieron?
La definición de "comercial", sublime.

elduende dijo...

Amigor Fredegario, o Fabricio (casi me gusta más el primer nombre), ahorrar sería un vicio loable, pero lo reservo para cuando se me quiten todos los otros que tengo y que me requieren dinero. En cuanto me venga la menopausia, me hago un plan de pensiones, pero antes no.

Amiga Lamona, ya sé que tu trabajo diario es detestable. El mío también, pero el problema no es el trabajo en sí, sino la sobrecarga, es decir, el no tener más que una hora libre al día, que fue lo que me pasó con el encarguito este. Pero lo dicho, Nunca Máis. Y antes que pegarte un tiro, dimite, hija mía, que es más práctico.