El general Félix Sanz, jefe del Estado Mayor para la Defensa, se fue ayer de la lengua. Es comprensible, dada la presión mental que debe estar sufriendo este señor al ver como la desitegración de la Patria comienza a formarse ante él, oculta bajo el disfraz de las reformas estatutarias. Yo mismo, algunos días, siento una angustia similar cuando pienso que a un generalote le pueda dar por hacerle caso a Jiménez Losantos y organizar un golpe de Estado como los de antes, pero oye, tendré que aguantarme. Y él, pues igual.
Desde luego, no esperaba que el jefe del Estado Mayor se pusiese a reclamar una república anarquista para todos los españoles, no sería plan. Lo que tenía que haber hecho en este caso es quedarse calladito por mucho que le preguntasen los periodistas. Sólo nos faltaba que el Ejército, además de tener tanques, quiera tener opinión propia.
Tal vez os parezca una tontería, pero se supone que las Fuerzas Armadas son el brazo que Gobierno utiliza para protegerse o para canear a quien le molesta (ataque preventivo, le llaman ahora). Sus cometidos son la defensa y el ataque, no despotricar sobre las decisiones de los parlamentos autonómicos. Qué los militares no puedan meterse en política es una de las garantías del estado de Derecho, porque a Julio César ya le pasó la época y hasta un tipo como Eisenhower tuvo el buen juicio de colgar los galones antes de entrar en la Casa Blanca.
En un país serio, ya le habrían metido a nuestro amigo Sanz, “un puro que siba estar cagando pol-la patabajo hastal próximo remplazo”, como diría el sargento Arensivia, pero tampoco se trata de eso, que se ve que el sufrimiento de este general por el Reino de las Españas es sincero. Yo le recomendaría, para matar estrés, que se instale el Civilization III y se dedique a conquistar el mundo con los españoles unas cuantas veces, mientras espera a que el Parlamento le dé la orden de meter los carros blindados en la diagonal de Barcelona.
Hasta entonces, estará más guapo con la boca cerrada.
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3 comentarios:
Home, pois este de agora debe de ser neto dos que fixeron a gracia esa da Longa Noite de Pedra, pero non creo que faga falta cargalo coas culpas dos seus avós. Xa ten abondo coas súas propias.
O certo é que a min tampouco me é simpático o exército, pero como quitalo non o van quitar, polo menos que non dea a lata. Xa ten o día das Forzas Armadas para saír de paseo.
E prometo solemnemente que se ven Pepe Bono e me acusa de anti-democrata e inimigo do estado de dereito, vouno poñer encabezando o meu currículum.
Si el milico éste quiere dar su opinión, lo tiene fácil. Cada cuatro años hay una cosa llamada elecciones. Si quiere, puede introducir una hoja de papel en la caja de plástico transparente dispuesta para tal efecto. Y si tanto le preocupa la unidad del reino, pues puede escoger un hoja de ésas, llamada papeleta, con un par de gaviotas dibujadas o un yugo y unas flechas, que para el caso da igual. En caso de quedar insatisfecho, que cuelgue el uniforme y se presente a las dichas elecciones. Ah, este sencillo proceso es la base de algo llamado "democracia". Ojalá que los milicos sepan de qué hablamos. Salud.
Cuentan que en tiempos del general Prim, el ejército era demócrata, pero ha llovido mucho desde entonces. Los de hoy en día son... convenientemente neutrales, por el momento.
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